La cata vertical es como una excavación arqueológica para los sentidos, un método para observar cómo el vino cambia y madura con los años, transformando sus sabores frescos en notas complejas de cuero, tabaco y especias. Cada añada del mismo vino es una página en su historia, un reflejo de su evolución y del paso del tiempo. Este tipo de cata ha dado lugar a momentos únicos, como la de 150 años de Château Mouton Rothschild o la de Tenuta San Guido, que incluyó una añada de 1968 de Sassicaia, demostrando la resiliencia de algunos vinos frente a las adversidades. No todos los vinos están hechos para durar, y por eso cada botella capaz de enfrentarse al tiempo es una joya. El próximo 20 de noviembre, en Madrid & Darracott, exploraremos seis añadas de Marqués de Murrieta, una bodega pionera en España y símbolo de excelencia vinícola, en una oportunidad irrepetible para entender y disfrutar el arte del envejecimiento del vino.

Del 4 al 10 de noviembre, en Madrid & Darracott celebramos la Semana de Vinos de Jerez, rindiendo homenaje a este vino histórico de Andalucía. Únete a nuestras catas diarias para descubrir la magia de los jereces, desde los secos hasta los dulces. El jueves exploraremos a fondo su historia y elaboración con el Sherry Week Tasting, y el viernes te invitamos al Túnel de Jerez en nuestra cueva, donde podrás probar diversos estilos y entender el Jerez como nunca. Para completar, ofrecemos un menú de maridaje sin reservas. Ven y déjate seducir por este vino único.

Las catas a ciegas por parejas son mucho más que un simple evento de vino. Es una experiencia que te invita a confiar en tus sentidos, colaborar y, sobre todo, disfrutar del desafío. Imagina varias copas sin etiquetas, sin pistas, donde solo el aroma y el sabor pueden guiarte. Y a tu lado, alguien con quien compartir esa aventura, ya sea un amigo, un colega o tu pareja. Este viernes 18 de octubre, en Madrid & Darracott, te invitamos a poner a prueba tu intuición en nuestra primera cata a ciegas por parejas. Ven dispuesto a reír, aprender y quizás encontrar tu próxima botella favorita.

En un mundo donde listas y puntuaciones parecen dictar qué películas ver y qué vinos beber, es fácil perder de vista lo esencial: el disfrute personal. Como cineasta y amante del vino, he visto cómo esta obsesión por los rankings limita nuestra capacidad de conectar con lo que realmente nos gusta. Al igual que en el cine, donde las mismas películas dominan los debates y las listas de “mejores de todos los tiempos”, en el vino ocurre lo mismo con las aplicaciones como Vivino o los críticos. Muchos se guían solo por las puntuaciones altas, pero yo creo que el mejor vino es aquel que te transporta a momentos especiales, sin importar si tiene un 3.6 o un 4.9.